ENCUENTRO DE CONTADORES DE HISTORIAS Y LEYENDAS : 24 años, ¿Cómo fué?

Aún no es tarde para reseñar lo que fue el XXIV ENCUENTRO DE CONTADORES DE HISTORIAS Y LEYENDAS, realizado en la ciudad de Buga – Colombia, durante la primera semana de noviembre del año pasado, porque todavía fluyen las expresiones de confraternidad e integración, que fueron la característica principal de esta versión de dicho Encuentro, y que se puede comprobar a través del blogspot, que la actriz española Maite Agirre tuvo la gran idea de diseñar, para contribuir con el desahogo de la nostalgia, porque comprendió muy pronto que la gente había partido con una carga de excedentes afectivos, que querría compartir.
Aunque no es elegante mencionarse en primer orden,  cuando se trata de contar un episodio del que hemos sido partícipes, permítanme violar esta norma del protocolo, para dar rienda suelta a la emoción que me provoca el buen recuerdo de haber ido a Buga, a contar historias, y decir, que fuimos  invitados, a este fraternal encuentro, en donde no asoman la cabeza ni la competencia, ni la soberbia, ni el exhibicionismo, en primer término, nosotros, Alicia Mesa Garbín y Roberto Moscoloni, en representación de la organización denominada Cuenteros de la buena pipa, con sede en Mar del Plata, y Gabriela Villano y Juan José Decuzzi, procedentes de Buenos Aires.
Estuvieron con nosotros dos tiernas brasileras, contadoras de alma y corazón,  Belissa Do Pinho y Silvia Castro, propensas al llanto al menor estímulo emocional, Stella Maris Zaffaroni, una dama Uruguaya, con dificultades para la digestión en comunidad, pero con mucho talento y muy convencida de la utilidad de su oficio, Carlos Gustavo Cabrera, responsable debutante, de Perú, Joseín Morán de Ecuador, el contador de historias que se caracterizó por erizar la piel de quienes tuvieron oportunidad de escuchar sus historias de miedo, Rossana Collazos, la diligente directora de un evento de narración oral que se lleva a cabo en la ciudad colombiana de Santa Marta, María Isabel Rincón (Maloka), cuyo espectáculo, lindante con la sensualidad, consiguió despertar a más de una conciencia dormida, Jairo Esteban Giraldo, un hombre procedente de la región colombiana de Antioquia, una de cuyas características es la creencia de que, como ellos, nadie cuenta cuentos, Carlos Fong, un agudo observador, a quien vimos partir con la convicción de que va a convertir a Panamá, su país, en un hervidero de narradores orales, Inti Barrantes, de Costa Rica, un hombre que hace gala de su nombre de sol indígena, porque ilumina todo el tiempo, César Soto, un guatemalteco, que cuenta historias mientras hace magia, y cuyo arte se parece mucho al de la política, porque termina desapareciendo todo cuanto le sirve para ejercitarlo,  Edna Rivera, una dama de contar aristocrático, enviada por la Universidad Autónoma de México, en compañía de un hombre, también mexicano, don Benjamín Briseño, quien viene porfiando hace años con las tradiciones, contando sus historias, porque pretende rescatar su ancestro noble, que le ha sido embolatado como consecuencia de la indecisión histórica.
Merece capítulo aparte mencionar entre los invitados a la actriz vasca Maite Agirre, experta en descubrir y reivindicar vocaciones escénicas adonde llega, para mantener vigentes sus espectáculos, entre los que se destaca La Celestina, Y Don Quijote, visto de muchas formas y desde muy diversos puntos de vista, y a su cómplice musical, la compositora, también vasca, Inés Martínez de Iturrate, de quien es bueno decir que le sobra el tiempo para esparcir simpatía.
De este evento ya teníamos noticias, primero, porque estuvimos en una de sus versiones anteriores, cuando apenas nos asomábamos al tema de la narración oral, y porque habíamos estado escuchando, a lo largo de los años, comentarios acerca de sus peculiaridades, algunas de las cuales ya hemos mencionado, pero que no sobre repetir, como que es un espacio sin pretensiones estelares, adonde la gente llega a discernir, más que a discutir, sobre la utilidad que tiene contar historias, y a compartir la tradición oral de su país con la de los demás.
Está claro que este Encuentro de Contadores de historias y Leyendas que se realiza en Buga, Colombia, respeta los términos consignados en su convocatoria y que según los cuales no es un evento en donde se le hace el juego a los favoritismos, porque allí todos nos sentimos tratados con las mismas consideraciones y afectos por parte de los organizadores, para quienes, eso sí, es fundamental el mantenimiento de la disciplina, el cumplimiento y la seriedad.
Creo que el común convencimiento, de que allí no iban a florecer las angustias que genera el estado de competencia, sirvió para que todos, absolutamente todos, pusiésemos el empeño, para dar lo mejor que cada uno de nosotros tiene, con la simple ilusión de mostrarnos a nosotros mismos cuánto hemos avanzado en el arte de la narración oral.
Esta 24 versión del Encuentro fue, sin más, una comunión oral, durante la cual las palabras, que unos y otros pronunciamos al contar nuestras historias, se unieron para formar entre nosotros una confraternidad que ha tenido su canal de comunicación a través de la creación de nuestra paciente amiga, ya muy amiga, Maite Agirre.
wwwlaisladeloscuentos.blogspot.com es la dirección, adonde pueden investigar, los interesados en captar la integración que ha creado este encuentro, cómo se ha producido la misma. Una prueba de ésta es  el aporte que aún siguen haciendo cada uno de los narradores orales que participamos en el 24 ENCUENTRO DE CONTADORES DE HISTORIAS Y LEYENDAS.
Son muchas las anécdotas que quisiera contar ahora, para ilustrar el logro, que me parece el más grande que consigue crear este espacio para la narración oral, que abrió hace 25 años la Fundación Cultural El Grupo, en cabeza de su director, el escritor colombiano Germán Jaramillo Duque, además su creador, y que se puede definir como un auténtico espacio de integración. Pero prefiero dejar esas anécdotas como tema de conversación, para cuando me encuentre en medio de narradores orales, poderles contar qué es lo de Buga y cómo incide en la conciencia de quiénes cuentan historias, cuando se entiende el objetivo fundamental de este evento cual es LA RECUPERACIÓN DEL VALOR SOCIAL DE LA PALABRA.
Después de ir a Buga, quien cuenta historias sufre una transformación, y es su nueva conciencia de que contar historias es un asunto que va más allá del espectáculo, porque está severamente comprometido con la recuperación de la memoria colectiva, algo que solo es posible, si estamos seguros de que nos hallamos contando algo, que también es parte de nosotros mismos.

Alicia Mesa Garbín
Cuenteros de la buena pipa
Mar del Plata – Argentina